En el Día Mundial del Lavado de Manos, el mensaje es claro para los profesionales del sector: el agua es un recurso finito, pero la innovación es ilimitada. Y en el lavabo ese punto donde todo comienza se juega gran parte del futuro de la sostenibilidad en nuestras instalaciones.
Hemos transformado ese reto en una oportunidad real. Su gama de grifería temporizada y electrónica, junto con sus soluciones digitales de monitorización, demuestran que es posible combinar ahorro, higiene y confort sin renunciar a la fiabilidad técnica.
Cada vez que una persona se acerca a un lavabo en un espacio público un hospital, una escuela, una estación o un gimnasio, se activa un pequeño ecosistema técnico que, aunque invisible, tiene un impacto enorme sobre la salud, la economía y el medio ambiente. El lavado de manos es un gesto cotidiano que, según la Organización Mundial de la Salud, puede reducir hasta en un 40 % las infecciones respiratorias y diarreicas si se realiza correctamente. Pero para que esa práctica sea realmente eficaz, el sistema que la facilita debe funcionar de forma óptima: con agua disponible, controlada y limpia.
Según los datos aportados por la Fundación Aquae, en España, más del 70 % del agua doméstica se consume en el cuarto de baño, y los lavabos representan alrededor del 18 % de ese total. Cifra que, aunque pueda parecer modesta, en instalaciones colectivas su peso es decisivo. Un grifo abierto durante un minuto puede llegar a desperdiciar hasta 12 litros de, y en un edificio público con cientos de usuarios, ese volumen se multiplica hasta niveles que comprometen tanto el presupuesto de mantenimiento como los objetivos de sostenibilidad.
Cada litro desperdiciado es más que agua que se pierde: es energía utilizada para bombearla, calentarla y tratarla. Por eso, el lavabo se ha convertido en un símbolo de responsabilidad ambiental. Gestionar su eficiencia no es un asunto menor de fontanería, sino una cuestión estratégica para cualquier responsable de instalación pública.
Dónde se escurre el agua: diagnóstico del desperdicio
Los lavabos convencionales son, paradójicamente, uno de los puntos más vulnerables de las instalaciones colectivas. Los grifos sin cierre automático permanecen abiertos mientras el usuario se enjabona o se seca las manos, lo que multiplica el tiempo de flujo sin necesidad real. En promedio, una persona tarda entre 40 y 60 segundos en lavarse las manos correctamente; si el grifo permanece abierto durante todo ese proceso, el gasto puede alcanzar los 10 o 12 litros por uso. En cambio, si el agua fluye solo en los momentos de aclarado, el consumo se reduce a menos de 2 litros.
El problema se agrava cuando la instalación carece de reguladores de caudal. Muchos lavabos públicos todavía suministran agua a 8 o 10 litros por minuto, un caudal excesivo para un uso higiénico. Números a los que se ha de sumar vicisitudes como fugas casi imperceptibles goteos que pueden perder entre dos y diez litros diarios (Generalitat Valenciana) y la costumbre de dejar correr el agua mientras se espera a que alcance la temperatura deseada. Todo esto conforma un patrón de pérdida silenciosa que, a lo largo del año, puede representar miles de euros en costes operativos.
En el fondo, la raíz del problema no está solo en el comportamiento del usuario, sino en las decisiones técnicas que configuran la instalación. Griferías de baja calidad, sin certificación, o mecanismos de cierre poco precisos acaban deteriorándose con rapidez, generando fallos que pasan inadvertidos. A menudo, los responsables de mantenimiento optan por repuestos genéricos o piezas no oficiales, lo que reduce la vida útil del conjunto y aumenta el riesgo de fugas recurrentes. En otras ocasiones, el problema es más estructural: instalaciones diseñadas sin considerar la eficiencia ni la gestión inteligente del agua.
Cómo evitar el desperdicio de agua en lavabos
Presto Ibérica ha convertido ese desafío en una oportunidad gracias a un enfoque en el que combina innovación técnica, durabilidad y control inteligente, permitiendo que cada litro cuente, que cada instalación sea más eficiente y que la higiene no esté reñida con la sostenibilidad.
Con décadas de especialización en equipamiento hidráulico para espacios públicos, Presto Ibérica ha situado el lavabo en el centro de su innovación. Su filosofía basada en un principio sencillo: cada segundo de agua controlada es una inversión en sostenibilidad e higiene, les ha permitido crear un catálogo de soluciones temporizadas que ponen en manos de los usuarios un control exacto del tiempo de flujo, garantizando que el agua se detenga automáticamente tras unos segundos.
En versiones electrónicas, los sensores de presencia eliminan cualquier contacto físico, lo que eleva la higiene a niveles propios de entornos sanitarios. Un grifo que se abre solo cuando detecta las manos del usuario y se cierra de inmediato al retirarlas consigue un ahorro superior al 65 % respecto a un modelo convencional, manteniendo la experiencia de uso confortable.
El sistema Presto Dre@ms lleva esa eficiencia un paso más allá. Se trata de una plataforma de control remoto que permite monitorizar consumos, programar purgas automáticas y detectar incidencias de forma anticipada. En edificios con decenas de lavabos, esta conectividad se traduce en un mantenimiento predictivo y en la eliminación de pérdidas invisibles. El resultado no solo es un consumo más racional, sino una instalación más segura y saludable.
En términos materiales, la calidad también cuenta. La experiencia demuestra que la durabilidad de los cabezales, las juntas y los cartuchos es determinante. Por ello, los componentes de latón de alta resistencia, los mecanismos internos intercambiables y las certificaciones oficiales (AENOR, WRAS, NF) garantizan no solo trazabilidad, sino también un rendimiento estable a lo largo del tiempo. Esa fiabilidad técnica evita intervenciones costosas y prolonga la vida útil del conjunto, reduciendo el impacto ambiental asociado a la sustitución prematura de equipos.
Recuerda lavarte las manos siempre, pero sin dejar de ahorrar aquí